Despertamos juntos?

30 de enero de 2010

Sobre el MEDIADOR...


En solo unas cuantas palabras ha encerrado San Pablo una verdadera arenga, llena de una sabiduría grande y de alcances muy largos.
Le escribe a su querido discípulo Timoteo: -¡Hagan oración en las Iglesias!
¡Rueguen por las autoridades, para que tengamos paz!
¡Pidan a Dios, el cual quiere que todos los hombres se salven!
¡Y confíen, confíen, porque tenemos ante Dios un valedor poderoso!
¿Saben quién es? ¡Jesucristo! El único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús.
Un Hombre como nosotros, que se entregó a Sí mismo en la Cruz como rescate por todos (1Tm 2,1-6)

La clave de esta ardiente exhortación se encuentra en una sola palabra: “Mediador”.
Jesucristo es el puente que une a los hombres con Dios. Un puente por el que Dios baja a los hombres y por el que los hombres suben a Dios.
Puente firmísimo, que desafiará los siglos, por inundaciones que se echen sobre el mundo.
En una orilla está Dios, en la otra, la Humanidad.
¿Y por qué Jesucristo es el único Mediador, capaz de unir a los hombres con Dios?
Por esto precisamente: porque Jesucristo es Dios, y se mantiene firmísimo en una de las orillas; y porque es también Hombre, y se mantiene firmísimo igualmente en la orilla opuesta.
Por Jesucristo Dios, Dios llega a los hombres; y por Jesucristo Hombre, los hombres llegamos a Dios.
Parece que estamos jugando con las palabras, pero este es el sentido grandioso de esta afirmación de Pablo:
“Hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también”.

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