Despertamos juntos?

25 de noviembre de 2009

El arco, la flecha y el blanco


Todos somos arqueros de la voluntad Divina. Por lo tanto, es indispensable conocer los instrumentos que tenemos a nuestra disposición.

EL ARCO

El arco es la vida: de él viene toda la energía. La flecha un día partirá. El blanco está lejos. Pero tu vida siempre permanecerá junto a ti, y hay que saber cuidarla.
Necesitas periodos de inacción; un arco que está siempre armado, en estado de tensión, pierde su potencia. Por lo tanto, acepta el reposo para recuperar tu firmeza. Así, cuando estires la cuerda, tu fuerza estará intacta.
El arco no tiene conciencia: es una prolongación de la mano y el deseo del arquero. Sirve para matar o para meditar. Por ello, debes ser siempre claro en tus intenciones.
Un arco tiene flexibilidad, pero también tiene un límite. Un esfuerzo más allá de su capacidad lo romperá, o dejará exhausta la mano que lo sostiene. Del mismo modo, no exijas de tu cuerpo más de lo que te pueda dar. Y recuerda que un día llegará la vejez, y eso es una bendición, no una maldición.
Para mantener el arco abierto con elegancia, haz que cada parte dé de sí sólo lo necesario, y no disperses tus energías. Así podrás disparar muchas flechas sin cansarte.

LA FLECHA

La flecha es tu intención. Es lo que une la fuerza del arco con el centro del blanco. La intención del ser humano tiene que ser cristalina, recta, bien equilibrada.
Una vez que la flecha parta, no volverá. Por lo que, si los movimientos que te han llevado a través del proceso no han sido precisos y correctos, es mejor interrumpirlo y no actuar precipitadamente sólo porque el arco ya está tenso y el blanco espera.
Pero nunca dejes de manifestar tu intención si lo único que te detiene es el miedo a errar. Si hiciste los movimientos correctos, da los pasos necesarios y acepta el reto, abre la mano y suelta la cuerda,. Aunque no des en el blanco, sabrás afinar la puntería la próxima vez.
Si no te arriesgas, nunca sabrás qué cambios eran necesarios.

EL BLANCO

El blanco es el objetivo que hay que alcanzar. Lo escogiste tú. En eso reside la belleza del camino: no puedes nunca disculparte diciendo que el adversario era más fuerte, pues fuiste tú quien escogió el blanco, y tuya es la responsabilidad.
Si ves en el blanco a un enemigo, puede que aciertes el tiro, pero no te mejorarás en nada a ti mismo. Te pasarás la vida simplemente intentando colocar una flecha en el centro de una cosa de papel o madera, algo completamente inútil. Y cuando estés con otras personas, te quejarás de que nunca hiciste nada interesante.
Por eso, tienes que escoger tu objetivo, dar lo mejor de ti para alcanzarlo, tratándolo con respeto y dignidad: tienes que saber qué significa y cuánto esfuerzo, entrenamiento e intuición te ha exigido.
Al mirar al blanco, no te concentres en él; mira todo lo que sucede a tu alrededor, porque la flecha, al ser disparada, se encontrará con factores con los que no has contado, como el viento, el peso, la distancia.
El objetivo sólo existe en la medida en que un hombre es capaz de soñar con alcanzarlo. Lo que justifica su existencia es el deseo, sin el cual sería una cosa muerta, un sueño distante, una fantasía.
Así, del mismo modo que la intención busca su objetivo, el objetivo también busca la intención del hombre, pues es él quien da sentido a su existencia: ya no es sólo una idea, sino el centro del mundo de un arquero.

18 de noviembre de 2009

La oración


Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama mi alma se eleva hasta a Ti para decirte: Creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis fuerzas.
Gloria a Ti, Señor.
Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las alegrías y desencantos de este día que quedó atrás.
Si los nervios me traicionaron si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.
Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si me dejé llevar por la impaciencia, si fui espina para alguien, ¡perdón, Señor!
No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia enteramente gratuita, Señor.
Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Te doy gracias porque -invisible, cariñoso, envolvente- me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.
Señor, a mi derredor ya todo es silencio y calma. Envía el ángel de la Paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, desata mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego confiado al sueño, como un niño que duerme feliz en tus brazos.
En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo. Así sea.
P.I.Larrañaga
--------------------------------------------------------------------------------------------

Una intención ó impulso, basta y sobra para poder sentir y vibrar en su amor.
Un deseo basta y sobra para ser en Él esencia pura...amor verdadero
Un pensamiento generador de movimientos...basta y sobra para saber que es a Él a quien nos dirigimos y que Él es quien se adentra en nuestros corazones para rescatar en ellos , el estado de calma y serenidad después de un día agotador.
Es sentir que sólo Él basta para saber que cuando nos dormimos ...nos acuna en sus brazos y nos lleva por los campos del cielo infinito y los ángeles rebolotean por doquier danzando y cantando una canción primera de amor celestial.
Es cerrar los ojos y dejarse llevar por ese sueño indistinto del que sueña aún con los ojos abiertos....y esperar que el resultado final sea la calma y el anhelo hecho realidad.
No sé si coincide ó no con los que estudian desde lo científico...desde lo que pareciera ser un cúmulo de fórmulas , estatutos y normas...pero quien experimenta desde la FE su amor a quien en verdad existe... sabe y entiende que tan solo es esperar el momento oportuno en que aquél que viene en Nombre del Señor, acompaña en la oración.
Es ponerle ganas al deseo de que se haga realidad porque aunque para nosotros que pedimos la realidad es las que esperamos... es dejar en sus manos que verdaderamente y pòr el bien nuestro bien y de los que nos rodean...la realidad se haga según sea SU VOLUNTAD porque unida a la mía en el poder de decisión personal ... es cuando el verdadero libre albeldrío se produce y la fortaleza forma parte de quien ACEPTA el resultado final.
Es cierto que debemos estar calmos...y dirás...es fácil decirlo cuando no te encuentras en situaciones extremas... pero en verdad te digo que no hay que esperar llegar a esa situación límite para AGRADECER cada nuevo día,....para ENALTECER SU PRESENCIA , ...para DECIR Y HACER lo que Él simplemente nos pide en nuestro proceder diario.
Para PEDIRLE y en forma personal, que es la única manera de pedir y con tus palabras , lo que Él ya sabe desde antes que se lo pidas...sólo es de tí que debe partir el deseo y anhelar desde lo más profundo de tu ser, que el sufrimiento deje de formar parte de la "propia" realidad.
Entregarle el sacrificio diario...es entregarle las cargas que nos pesan para que Él en su infinita bondad, nos dé la paz... el bienestar, la salud , el progreso, la prosperidad y la abundancia ...que no siempre ésta última es el dinero mismo... sino el SENTIMIENTO VÁLIDO para amar incondicionalmente ...para DAR incondicionalmente ...para confiar y crecer, aún sabiendo que habrán tempestades y días nublados...pero que Él estará siempre a mi lado.
Orar diariamente ...., todos los días un poquito, es el riego de una semilla que irá creciendo en una tierra fértil , prodigiosa y útil no sólo para mí sino para quienes me rodean también.
Orar diariamente un poquito... es saber comprender al hermano que se acerca y que tu estado de alerta te permitirá dar lectura al porqué debimos encontrarnos.
Y cuando la situación personal ...familiar no es la más óptima... debemos darnos cuenta, que la filialidad no sólo viene desde la sangre ...sino del estar unidos en un mismo espíritu de AMOR...desde una conciencia que no sólo deberá madurar...sino que deberá crecer interiormente, exteriormente y espiritualmente desde un mismo AMOR.Todo es cuestión de tiempos...
..."Puede haber diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos.
En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.
El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu;a otro la fe también en el mismo espíritu. A éste se le dá el don de curar, siempre en ese único espíritu..."(I Corintios, Cap. 12).
Por eso es tan importante la intención...alejada del MIEDO y la DESESPERACIÓN.
Y cuando el sufrimiento y el dolor es lo que ha prevalecido en tu vida personal... es preciso decir "basta"!!!... dejar de ser sometido por quien nos quiere someter, controlando nuestras emociones desde lo inconciente, haciéndonos ver todo desde "su" realidad...aquélla que desea hacernos ver para no perdernos y pertenecerle sumidos a su voluntad.
En la oración diaria...pídele dones al espíritu de Dios y luz.... al Señor Jesús su Hijo amado.
No es un concepto para confrontar... es un deseo... en mi pensamiento ...con el respeto que merece cada uno en su condición de creer ó no desde el lugar que ha elegido estar...desde mucho antes de estar... y que en lo que a mí concierne ,con la mente abierta a receptar conocimientos diversos... experiencias y situaciones de índole personal... tantas veces he muerto como resucitado y todo ayudó...absolutamente todo... pero siempre con la fe arraigada en el corazón ... en un camino nada fácil desde mi alma....pero con la ayuda del Espiritu de Dios... unida a Él y oyendo al maestro interior.., para que el cuerpo , la mente y el corazón se lograran acercar ..."integrar" para aprender a discernir, elegir y decidir y confiar ,para ver y oir aún allí ,donde otros todavía no pueden.... para DAR LO QUE ABUNDA ...no lo que sobra en un corazón que hizo de todo POR SANAR....pidiendo desde muy niña SABIDURÍA Y ENTENDIMIENTO...porque lo demás...viene por añadidura... y el resto lo dejo en manos de DIOS

Eclesiastés 3

El momento oportuno

3 1 Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa
bajo el sol:
2 un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
3 un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
4 un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
5 un tiempo para arrojar piedras
y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse
y un tiempo para separarse;
6 un tiempo para buscar
y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
7 un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
8 un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra
y un tiempo de paz.

11 de noviembre de 2009

La clave de la oración ( Gregg Braden)

Por sus escritos sabemos que los antiguos esenios creían que nos comunicábamos con nuestro mundo a través de nuestras percepciones y sentidos. Cada pensamiento, sentimiento, emoción, respiración,nutriente, movimiento o la combinación de cualquiera de ellos, era considerado como una expresión de la oración. Según la visión de los esenios, según sentimos, percibimos y nos expresamos durante el día,estamos orando constantemente.Mediante el don de la poesía y las metáforas de su tiempo, los textos esenios nos recuerdan que nuestro cuerpo,corazón(sentimientos) y mente trabajan juntos, casi de la misma manera que un carro, el caballo y el conductor.' Aunque considerados de forma independiente, los tres trabajan mano a mano para proporcionarnos nuestras experiencias en la vida. En esta analogía, el carro es nuestro cuerpo y el conductor nuestra mente. El caballo representa los sentimientos de nuestro corazón, el poder que conduce al caballo y al conductor por la senda de la vida. Gracias a la fuerza de nuestro cuerpo físico, la experiencia de la sabiduría de nuestro corazón y la pureza de nuestras intenciones son las que determinan la cualidad que dominará en nuestra vida.Si la oración es en realidad el lenguaje olvidado a través del cual escogemos las posibilidades y los resultados que queremos conseguir en nuestra vida, en un sentido muy real cada momento de nuestra existencia puede ser considerado como una oración. En cada instante de nuestro estado de vigilia o de sueño, si estamos pensando,sintiendo y teniendo emociones, estamos contribuyendo a las situaciones que se producen en el mundo. La clave es que unas veces nuestras contribuciones son directas e intencionadas, mientras que otras podemos estar participando indirectamente, sin ni siquiera ser conscientes de nuestra contribución. Quinientos años antes del nacimiento de Jesús, los maestros esenios nos invitaron a concentrar el poder de los elementos individuales de la oración -pensamiento, sentimiento y emoción, que experimentamos como mente, corazón y cuerpo- en un solo resultado. La clave del dominio de esta técnica se encuentra en un solo pasaje:«Siete son los senderos que cruzan el Huerto Infinito,y cada uno deberá transitarse con el cuerpo, el corazón y la mente como uno ...».5 Es esta fuerza unificada del lenguaje celestial, que se manifiesta en nuestro cuerpo, la que llena de vida nuestras oraciones y nos asegura que «cualquiera que dijere a este monte: quítate de ahí y échate al mar, no vacilando en su corazón, sinocreyendo que cuanto dijere se ha de hacer, así se hará» (Mc 11,23)."
Pensamiento,sentimiento y emoción son vibraciones." Esta visión implica que cada vez que pedimos algo en la oración, existe la posibilidad de que nuestra petición ya esté en curso.La clave para elegir un resultado entre los muchos posibles reside en nuestra habilidad para "sentir que nuestra elección ya está sucediendo. Vista de otro modo, se nos invita a hallar la cualidad del pensamiento y de la emoción que produce ese sentimiento: vivir como si el fruto de nuestra plegaria ya estuviera en camino.
Cuando pensamiento, sentimiento y emoción no están alineados, cada uno puede ser considerado como una fase distinta de la otra. Aunque existan pequeñas zonas comunes, la mayor parte del patrón no está centrado, y trabaja en direcciones distintas, independiente del resto. El resultado es una dispersión de la energía.
Por ejemplo, si pensamos: «Elijo a la pareja perfecta de mi vida», se libera un patrón de energía que expresa ese pensamiento. Cualquier sentimiento o emoción que no esté sincronizado con nuestro pensamiento no podrá infundir fuerza a nuestra elección de encontrar una pareja perfecta. Si nuestros patrones no están alineados debido a sentimientos de que no somos merecedores de tener una pareja así de perfecta o por emociones de miedo, estos pueden truncar que se materialice nuestra elección. En este estado no alineado puede que nos encontremos preguntándonos por qué nuestras afirmaciones y oraciones no han funcionado.

Sentimiento-Emocion-Pensamiento
Figura 1.

Pensamiento, sentimiento y emoción como patrones no alineados.

Al no haber unión, pueden perder su enfoque.
Como podemos beneficiamos del efecto de nuestro pensamiento y emoción,

si cada patrón se mueve en una dirección distinta?

Si, por otra parte, los patrones de nuestra oración se centran en la unión,

¿cómo puede el «material» de la creación no responder a nuestra plegaria?


Pensamiento
Figura 2.

El pensamiento no está alineado con el sentimiento y la emoción.

Esta situación puede hacer que nuestra oración se disperse y no surta efecto.


Figura 3.

«...Cualquiera que dijere a este monte: quítate de ahí y échate al mar,

no vacilando en su corazón sino creyendo que cuanto dijere se ha de hacer, así se hará» (Marcos 11,23).

La clave para que la oración sea eficaz es la unión del pensamiento, del sentimiento y de la emoción.


Mediante estos sencillos ejemplos, vemos claramente por qué la oración puede aportar el mayor de los cambios cuando sus elementos están centrados y alineados entre sí.a
Visiones como esta nos permiten contemplar la oración como un lenguaje y una filosofía que une el mundo de la ciencia y del espíritu. Al igual que otras filosofías utilizan modos de expresión únicos y vocabularios especializados, la oración tiene un vocabulario propio en el lenguaje silencioso del sentimiento. A veces una idea que tiene sentido para nosotros en un lenguaje, en otro con el que no estemos familiarizados tiene muy poco. Sin embargo, el lenguaje existe.
La filosofía de la paz, por ejemplo, se puede expresar a través de lenguajes tan diversos como el de la física o el de la política, así como el de la oración. Si,

pensamiento = emoción = sentimiento

entonces,el mundo refleja el efecto de nuestra oración.
Con esta unión las fuerzas de nuestra tecnología interior se pueden concentrar y aplicar en el mundo exterior. Cuando alineamos los componentes de la oración, estamos hablando el lenguaje silencioso de la creación: el lenguaje que mueve el monte, acaba con las guerras y disuelve los tumores.
La belleza de la oración radica en que no es necesario saber exactamente cómo funciona para beneficiamos de sus milagrosos efectos. En esta tecnología universal, sencillamente se nos invita a experimentar, sentir y reconocer lo que nuestros sentimientos nos están comunicando. Nuestras oraciones cobran vida cuando enfocamos el sentimiento de anhelo que reside en nuestro corazón, en lugar de enfocar el pensamiento que gobierna el mundo de la razón.
Identifican un denominador común que vincula el final del sufrimiento con la alineación de los elementos de la oración.
La consecución quedará mejor descrita con las palabras de los maestros de la oración:
Primero el Hijo del Hombre habrá de buscar la paz en el interior de su propio cuerpo, pues su cuerpo es como un lago de montaña que refleja el sol cuando está quieto y claro. Cuando está lleno de barro y piedras, no refleja nada. Luego el Hijo del Hombre deberá buscar la paz en sus propios pensamientos... No existe poder más grande en el cielo o en la tierra que el pensamiento del Hijo del Hombre. Aunque invisible para los ojos del cuerpo, cada pensamiento tiene una poderosa fuerza, de tal magnitud que puede hacer temblar a los cielos.
Después el Hijo del Hombre buscará la paz en sus propios sentimientos. Invocamos al Ángel del amor para que entre en nuestros sentimientos, para que los purifique. Y todo lo que antes era impaciencia y discordia se tornará paz y armonía
Estas eran las claves que los esenios dejaron a las generaciones futuras. No sólo compartieron con nosotros las posibilidades que la oración puede aportar a nuestras vidas, sino que nos abrieron la puerta a posibilidades de oración que la ciencia occidental explica como «milagros». El Evangelio de Marcos, capítulo 12, versículo 30, resuelve el último misterio para fundir los elementos de la oración en uno solo. Para crear este poder hemos de amar de una forma muy específica. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.» Quizá la clave para comprender este misterioso pasaje se halle en la visión esenia de nuestra relación con el Creador. Desde su perspectiva, somos uno con nuestro Padre que está en los cielos.
«Al lado del río se encuentra el sagrado Árbol de la Vida. Allí mora mi Padre y mi hogar está en él. El Padre Celestial y yo somos Uno. »
De este modo, los esenios nos desafiaron a una especie de código de conducta. Aunque algunas personas opten por acciones que nieguen la vida en ellas mismas y en los demás, mediante estas palabras podemos aspirar a algo superior. Estamos invitados a crear paz en cada uno de estos elementos, para alcanzar el amor que traiga unidad a nuestras acciones.
Las antiguas tradiciones nos recuerdan que hemos venido a este mundo por una razón que está por encima de cualquier otra. Estamos aquí para amar y hallar un amor aún mayor que trasciende cualquier otra forma de amor conocida por los ángeles celestiales.
Este libro está dedicado a nuestra búsqueda del amor y al recuerdo de nuestro poder para traer el Cielo a la Tierra.


---------------------------------------------------------------------------------------------

Hay certeza entre lo que pareciera ser sólo una ciencia del hombre por simples deducciones ó te animas a expresar tu propia apreciación al respecto?
YO ... TENGO LA MÍA y confieso que aunque era muy personal, algo me decía en mi interior que una relación hay y muy importante y que el mismo Señor Jesús nos lo indica en muchos pasajes bíblicos. Insisto que para hacer lectura de estos conceptos, se debe tener la mente abierta y la firmeza en la fe que cada uno profesa para aseverar una teoría que cuando se produce EL MILAGRO podemos asegurar que es toda una realidad.También insisto en que aún criada bajo conceptos religiosos, cada tema posteado es porque yo misma lo he ido viviendo y encontrar las palabras justas en una descrpción más coherente, hace que lo pueda re-transmitir . De todos modos en mi próximo post...dejaré mi propia, humilde y simple expresión con respecto a la oración, lejos de saber ó no si son conceptos de metafísica, secta ó enseñanza alguna externa a mi propia experiencia.
Ya todo está escrito desde antes de venir a este mundo...y no hay mejor maestro que aquél que hallamos en nuestro interior...Aquél que nos guía por el camino donde no se tuerce el sendero...tomándonos de la mano para poder ser libre, sano, santo y puro, con un corazón donde cuenta el amor incondicional, la entrega fiel , la confianza y la certeza de que hay alguien que sé que me ama y valora también mi propia decisión.
Ser simple como un niño...inocente y aprendido, ya que eso es lo que le recuerda que entre tantas cosas...el MIEDO, no existe

8 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ ORAR?


La voz procedía de algún lugar del fondo de la habitación. Mis ojos se dirigieron hacia la izquierda, buscando en todas las filas para localizar de dónde había surgido la pregunta. Desde el escenario al final del salón de baile, miré a los participantes del seminario de tres días. Siempre he considerado un honor y un signo de confianza la oportunidad de hablar en público. Un aspecto importante para honrar a todos los públicos es responder a las preguntas que siempre surgen después de haber tratado cualquier tema importante. Miré las caras que se centraban en mí.
Una deslumbrante hilera de luces iluminaba las primeras filas desde el techo. Cuando miré al fondo de la sala, cada fila iba quedando más en la penumbra, hasta fundirse en una oscuridad que llegaba hasta las paredes que no podía ver. El único signo visible a través de la sala era el verde resplandor de las señales de salida que estaban encima de las puertas.

-¿Quién ha hecho la pregunta?

Dirigido por los gestos que hacían los participantes señalando hacia la izquierda, salí del escenario y caminé por el pasillo con la esperanza de entablar contacto visual con la persona. Un asistente de sala que llevaba un micrófono se reunió conmigo en el pasillo a la altura de la fila hacia donde señalaban los dedos.

-Estoy aquí -exclamó una frágil voz.

-Bien -dije yo-. Ahora puedo verte. ¿Cómo te llamas?

-Evelyn -susurró tímidamente por el micrófono la vocecita-. Me llamo Evelyn.
-Evelyn, ¿podrías repetir la pregunta, por favor? -le pedí.

-Por supuesto -respondió ella-.

Simplemente preguntaba «por qué rezar». ¿Qué hay de bueno en eso, realmente?

Escuché la pregunta que planteaba Evelyn. Percibía una inocencia subyacente a la pregunta, mientras mi mente escuchaba las palabras. En mis círculos de amistades y en mis conversaciones, el papel de la oración y su importancia eran temas habituales. En las conferencias a larga distancia y en las vigilias a nivel mundial coordinadas por Internet, hablábamos de las aplicaciones, de los orígenes y de las técnicas de la oración. Con frecuencia nuestras conversaciones iban dirigidas a aspectos específicos de acontecimientos globales que tenían lugar en ese momento. Sin embargo, que yo recuerde nunca habíamos hablado del propósito de la oración. En realidad, no. Evelyn estaba haciendo bien su trabajo. Al hacer su pregunta, me estaba invitando a que respondiera desde lo más profundo de mi ser a una cuestión que nunca me habían planteado.
Era uno de esos momentos que tienen lugar muy pocas veces. De algún modo su pregunta se abría camino entre los centinelas de la lógica y del razonamiento, para abordar la realidad del momento. No tenía muy claro lo que iba a decir. Abrí la boca para responder a la pregunta de Evelyn, con confianza absoluta en el proceso que se estaba desarrollando entre nosotros. Una a una, las palabras fueron saliendo de mi boca, en el preciso instante en que se iban formando. Aunque no estaba especialmente sorprendido, sentía admiración por el proceso, por la facilidad con la que fluía cada palabra y por lo conciso de mi respuesta.

-La oración -empecé- es para nosotros como el agua para una semilla.

¡Eso fue todo! Mi respuesta era completa. El silencio inundó la habitación. Los participantes y yo hicimos una pausa para reflexionar sobre el poder de esas once palabras. Pensé en lo que había dicho. La semilla de una planta es completa en sí misma. Bajo las circunstancias apropiadas, la semilla puede conservarse durante siglos de ese modo, con una rígida capa que la protege de otras posibilidades. Sólo con el agua, la semilla alcanzará su mayor expresión de vida.
Nosotros somos como semillas. Venimos a este mundo completos, con la semilla de poder ser algo aún más grande. Nuestro tiempo en común, en presencia de los cambios de la vida, despierta en nuestro interior las posibilidades superiores del amor y la compasión. Con la oración florecemos para completar nuestro potencial.
Evelyn esbozó una sonrisa en su rostro. Sentí que ella ya conocía la respuesta que tan hábilmente me había sonsacado. Era como si supiera que los demás participantes se iban a beneficiar de escuchar las palabras que, aparentemente, yo no habría dicho ese día. A principios del siglo XX, el profeta y poeta Kahlil Gibran afirmó que el trabajo que hacemos en la vida es nuestro amor hecho visible. Con su valor para ponerse en pie en una sala con varios cientos de personas, la mayoría desconocidas para ella y hablar tímidamente por el micro, Evelyn me sacó una respuesta que fue útil para todos en aquel momento. Desde ese día, esa misma respuesta me ha servido para muchas otras personas en otras ciudades. Evelyn y yo hicimos bien nuestro trabajo en común, nuestro amor hecho visible.

MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS

Recuerdo que cuando era niño había rezado mucho. Repetía mis oraciones tal como me las habían enseñado, a la hora de comer, de dormir, durante las vacaciones y en ocasiones especiales. Durante esos momentos de oración daba gracias por las cosas buenas de mi vida y pedía reverentemente a Dios que cambiara las situaciones que me herían o que causaban sufrimiento a los demás. Con frecuencia mis oraciones eran para los animales.
Siempre me había sentido especialmente cerca del reino animal, y me tomaba la libertad de compartir nuestro hogar con los animales salvajes que encontraba en los bosques de los alrededores de nuestra casa al norte de Missouri. Al no dejármelos tener dentro, mis amigos animales solían competir por el espacio en la furgoneta de la familia que teníamos en nuestro pequeño garaje. En cualquier momento, podía haber una representación de casi todo tipo de animal en la reserva del garaje, una parte de nuestra casa que mi madre llegó a llamar el «zoo».
Recuerdo sentir que nuestro hogar era una especie de refugio, un techo para los residentes hasta que estos pudieran volar, correr, nadar o regresar a su entorno natural. A veces los animales estaban enfermos o heridos. Los encontraba en el bosque abandonados con los huesos rotos, el pico destrozado o sin alguna extremidad, teniéndose que valer por sí mismos. Al mirar atrás, ahora me doy cuenta de que algunos de mis huéspedes sencillamente eran demasiado torpes para escapar de mi bienintencionado «rescate».
Al vivir en hábitats hechos a medida -recipientes individuales, jarras de cristal y bañeras adaptadas-, cada animal tenía su propia etiqueta, en la que identificaba meticulosamente la especie, el lugar donde lo había encontrado y sus alimentos favoritos. Al tratar de comprender por qué algunos animales eran abandonados por los de su propia especie, amigos y parientes, recordaba que esa era la «ley de la naturaleza». Recuerdo que pensaba:
«¿Y si ayudara un poco a las leyes de la naturaleza? ¿Y si lo único que necesitan estos animales es estar unos cuantos días en un lugar seguro y bien alimentados para curarse de sus heridas?».
Mi razonamiento era que, tras un breve período de recuperación, los animales podrían regresar a su vida salvaje para afrontar cualquier cosa que la vida les reservase. Si vivían un día o muchos más, me traía sin cuidado. Lo que me importaba era que el animal dejara de sufrir. Incluso aunque ese animal se convirtiera en la comida de otro al día siguiente, mientras tanto estaría fuerte, sano y sin dolor.
Rezaba por los animales cada noche. Unas veces mis oraciones funcionaban, otras no. Nunca comprendí por qué. Si Dios estaba en todas partes, escuchando, ¿por que dudaba en responder? Si podía escuchar todas mis plegarias y responder a algunas de ellas algunas veces, ¿por qué no hacía lo mismo en otro momento con otro animal? No comprendía esa incoherencia.
A medida que me fui haciendo mayor seguí rezando. Aunque pensaba que ya lo hacía como un adulto, los temas de mis oraciones en realidad no habían cambiado. Todavía hablaba con «los poderes que son» en nombre de los animales de mi vida. Tanto para aquellos que corrían libremente como para aquellos que yacían aplastados al borde de la carretera, pedía bendiciones para que tuvieran viajes seguros y paz en su otra vida.
Aunque siempre había rezado también por las personas, durante esta época mis oraciones por los demás se extendieron más allá del círculo de mis parientes y amigos. Además de rezar por mi familia, amigos y seres queridos, también dirigía mis oraciones a personas a las que no conocía. Las conocía sólo como rostros anónimos que aparecían en la pantalla del televisor en blanco y negro que teníamos en la sala de estar, o que me miraban desde las páginas de las revistas Look y Life. Cuando rezaba por la vida de los animales y de las personas, también lo hacía para remediar la causa de su sufrimiento en este mundo.
Al final, mis sentimientos sobre la oración empezaron a cambiar. Concretamente, fueron los sentimientos que tenía mientras oraba los que cambiaron. Tenía la sensación de que faltaba algo. Aunque el sagrado momento era reconfortante hasta cierto punto, siempre sentía que tenía que haber algo más. Con frecuencia notaba una sensación de reproche en mi interior, un antiguo sentimiento de que la oración que acababa de repetir en ese momento era sólo el principio de algo más grande. Sentía que había un momento en que las personas nos acercábamos entre nosotras, y que también estábamos más próximas a las fuerzas invisibles de nuestro mundo. Al no haber religión ni ritual, intuía que la oración en sí misma era la clave de esa proximidad. Sabía que en alguna parte, entre las neblinas de nuestra antigua memoria colectiva, debía haber algo más respecto al lenguaje silencioso que nos permite entrar en comunión con las fuerzas sutiles de este mundo y del más allá.
A principios de los noventa, tuve el primer indicio de por qué sentía que mis oraciones eran incompletas. La pista se presentó un día inesperadamente; mientras hojeaba una copia de un texto antiguo que me había dado un amigo. Lo que distinguía a este documento de obras similares era que el traductor había recurrido al lenguaje original de los autores para sus referencias, en lugar de utilizar las palabras de otros eruditos, posiblemente distorsionadas con el tiempo. Allí, en las nuevas traducciones de los manuscritos arameos originales, se encontraban los detalles de cómo unir los tres componentes de la oración en una fuerza poderosa que guiara nuestras vidas.
El texto que mi amigo me había dejado era una recopilación de un conocido erudito sobre estudios del mundo antiguo, Edmond Bordeaux Szekely, el nieto de Alexandre Szekely, que había recopilado la primera gramática tibetana hacía más de 150 años. Las traducciones de Szekely hechas a partir de la versión aramea original de los Evangelios, ilustraban el rico lenguaje de las oraciones e historias narradas por Jesús y sus discípulos. Todavía me maravillo de la claridad que tales traducciones continúan proporcionando sobre las enseñanzas y la ciencia de la oración. Si se revisa este trabajo desde la perspectiva de la física cuántica, vemos sutilezas que se han perdido en otras traducciones hechas posteriormente.
Según la visión de los autores arameos, por ejemplo, la forma en que se desarrollan en nuestra vida una serie de acontecimientos es sólo una cuestión de enfoque. Tanto si pensamos en la historia global como en nuestra sanación personal, los antiguos eruditos nos recuerdan que todas las posibilidades ya han sido creadas y que están presentes. En lugar de forzar soluciones para las cosas que nos suceden en la vida, se nos invita a elegir con qué posibilidad identificarnos y vivir como si ya hubiera sucedido.
Esto no quiere decir que impongamos nuestra «voluntad» sobre los demás en la forma de la oración. Lo que proporciona la sutil diferencia es más bien nuestra predisposición a aceptar cualquier posibilidad sin prejuzgarla, conscientes de que podemos atraer o repeler cualquiera de ellas mediante las elecciones que hacemos en nuestra vida. Elegir un resultado a través de la oración no garantiza que este sucederá; nuestra oración sencillamente invita a esa posibilidad.

Ahora la pregunta es: ¿cómo podemos atraer resultados concretos a nuestro presente mediante la oración?Continúa...

6 de noviembre de 2009

Secretos de la oración y de la sanación


En el siglo IV, nuestra relación con las fuerzas sutiles del mundo que nos rodea, así como con las que están en nuestro interior, empezaron a cambiar. Cuando las palabras que confirmaban estas relaciones fueron eliminadas de los textos donde se habían conservado, empezamos a vemos como observadores, a contemplar pasivamente las maravillas de la naturaleza y el funcionamiento de nuestro cuerpo. Las tradiciones como las de los esenios y los amerindios sugieren que nuestra relación con el mundo trasciende el papel del observador, recordándonos que formamos parte de todo lo que vemos. En un mundo con semejante interconexión es imposible observar pasivamente cómo cae una hoja de un árbol o corre una hormiga por el suelo. El propio acto de observar nos coloca en el papel de participantes.
El físico Niels Bohr formuló, a finales de la década de 1920, una teoría que insinuaba esta relación, y describió una visión similar en términos modernos.
Se había observado que, en el plano atómico, la materia a veces se comportaba de forma extraña, en contradicción con la teoría aceptada. En forma simplificada, la teoría de Bohr, conocida como la Visión de Copenhague, postulaba que el observador de cualquier acontecimiento pasa a formar parte del mismo tan sólo por el acto de observar.
En el diminuto mundo de los átomos, la observación adquiere mayor importancia cuando «los objetos del tamaño del átomo son perturbados por cualquier intento de observarlos».' Según esta línea de pensamiento, es evidente que la ciencia moderna está buscando un lenguaje para describir la relación de unidad que los esenios utilizaron como base en sus oraciones.

Vernos como independientes del mundo que nos rodea ha precipitado un sentido de separación, una actitud de «aquí dentro» frente a un «allá fuera». Desde nuestra infancia, empezamos a creer que el mundo «sencillamente sucede». Algunas veces ocurren cosas buenas, otras no tanto. Parece que el mundo suceda a nuestro alrededor, en ocasiones sin razón aparente.
Al prepararnos para los imponderables de la vida, pasamos gran parte de nuestro tiempo ideando estrategias para sobrevivir e ir sorteando los retos que se interponen en nuestro camino. Las nuevas investigaciones sobre la relación entre el poder de nuestros sentimientos y la química de nuestros cuerpos nos hacen pensar que las implicaciones de ese punto de vista de «nosotros» y «ellos» tienen un alcance mucho mayor, y a veces, inesperado.

Por ejemplo, la ciencia ha demostrado que sentimientos específicos producen una química previsible en el cuerpo que corresponde a ese sentimiento en particular. A medida que cambiamos nuestros sentimientos, cambiamos nuestra química. Literalmente tenemos lo que puede contemplarse como «química del odio», «química de la ira», «química del amor» y así sucesivamente. Las expresiones biológicas de la emoción se manifiestan en el cuerpo como los niveles hormonales, de anticuerpos y enzimas que están presentes en nuestro estado de bienestar.
La química del amor, por ejemplo, afirma la vida reforzando el sistema inmunitario y las funciones reguladoras de nuestro cuerpo. A la inversa, la ira, que a veces dirigimos hacia dentro en forma de culpa, puede manifestarse como una respuesta de inmunodeficiencia.
En el verano de 1995, Glen Rein, Mike Atkinson y Rollin McCraty publicaron un ensayo en el Journal of Advancement in Medicine. Con el título de «The Physiological y Psychological Effects of Compassion and Anger», se centraba en el estudio de la inmunoglobulina A salival (S-IgA), un anticuerpo que se encuentra en la mucosidad de los tractos respiratorios superiores, gastrointestinales y urinarios, y que los defiende de las infecciones. En esencia, el ensayo decía que,«los niveles altos de S-IgA se asocian con un descenso de la incidencia de enfermedades infecciosas en las vías respiratorias superiores».

El resumen final del ensayo concluía diciendo que «la ira producía un significativo aumento en el nivel general de trastorno de los estados de ánimo y del ritmo cardíaco, pero no en los niveles de S-IgA. Por otra parte, las emociones positivas, producían un significativo aumento en los niveles de S-IgA. Al examinar los efectos en un periodo de seis horas, observamos que la ira, por el contrario, producía una significativa inhibición del S-IgA desde la primera hora hasta cinco horas después de la experiencia emocional 3. Otros estudios señalan las cualidades específicas de las emociones como un poderoso factor en la hipertensión, la insuficiencia cardiaca congestiva y la insuficiencia de las arterias coronarias.
Vivir como si el mundo «exterior» fuera algo separado de nosotros abre la puerta a un sistema de creencias de juicio y a las expresiones químicas de esos juicios en nuestro cuerpo. Por ende, tendemos a ver nuestro mundo en forma de «buenos gérmenes» y «malos gérmenes», y usamos palabras como «toxinas» y «desechos» para describir los subproductos de las propias funciones que nos dan la vida. Es en este mundo donde nuestros cuerpos se pueden convertir en una zona de conflicto para las fuerzas que están en oposición entre ellas, creando campos de batalla biológicos que se manifiestan como enfermedades.
La perspectiva holista de los esenios, por otra parte, ve todas las facetas de nuestros cuerpos como elementos de una fuerza sagrada y divina que se mueve a través de la creación. Cada una es una expresión de Dios. En un mundo donde todo lo que sabemos y experimentamos surge de una sola fuente, bacterias, gérmenes y los subproductos de nuestro cuerpo trabajan juntos para dotar a nuestro cuerpo de fuerza y vida. Esta visión nos invita a redefinir las lágrimas, el sudor, la sangre y los productos de la digestión que denominamos «desechos», como elementos sagrados de la tierra que están a nuestro servicio, en lugar de considerarlos subproductos aborrecibles que se han de eliminar, desechar y destruir.
Continúa...

1 de noviembre de 2009

Hay una paz que Cristo nos concede. LECCIÓN 305 de UCDM


"El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inalterable, que no hay nada en el mundo que sea comparable. Las comparaciones cesan ante esa paz. Y el mundo entero parte en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta dulcemente hasta la verdad, para ya nunca volver a ser la morada del temor. Pues el amor ha llegado, y ha sanado al mundo al concederle la paz de Cristo."

"Padre la paz de Cristo se nos concede porque Tu Voluntad es que nos salvemos. Ayúdanos hoy a aceptar únicamente Tu regalo y a no juzgarlo. Pues se nos ha concedido para que podamos salvarnos del juicio que hemos emitido acerca de nosotros mismos." U.C.D.M

-----------------------------------------------------------------------------
(canalización)
Nadie mejor que TÚ para decidir por nosotros mismos, ya que en el HABER de nuestra conciencia limpia y pura, cristalina y serena, está TÚ bregando por nosotros .
Es HOY... envuelta de tu amor únicamente que recuerdo la paz del lugar y el sol de tu luz dejando en mi alma el recuerdo certero y preciso de cuando TÚ me dijeras a mí, que me llegó la hora de bajar y decirle al mundo que me rodea, que no estás enojado porque si lo estuvieras, jamás me hubieras perdonado el momento mismo en que tu cielo y el mío, se unieron en una sola vibración para encender mi corazón y estar allí como Único dueño de mi REINO.
Si hay alguien que quiere elevar el impulso mismo de su propia alma, es así como deberá llegar a Mí y como cuando eras niña AHORA podrás entender que nadie te abandonó en el camino...que nadie te dejó sola nunca...que nadie esperó tanto como YO que llegaras hasta MÍ y que cuando empezaras a dar tus primeros pasos ... nunca tuviste mejores brazos que los míos para esperar a que te decidieras a llegar.
Es este el momento único en que tu cielo y el mío se encontraron unidos en un mismo sentir de frecuencias dulces y armoniosas , suaves y melodiosas, hacen sucumbir el incrédulo ego de esperar que a él le oigas antes que aMÍ.
Ahora lo sabes...ahora lo enteiendes...ahora lo comprendes y AHORA ES CUANDO DEBERÁS baja el nivel de tu vibrar para encontrarte en la frecuencia de tu propio estadio de luz y dejar que el resto llegue hasta tí...
Quieta y mansa,...serena y tranquila en el sendero de un camino certero y seguro...iluminado y sutil.