Despertamos juntos?

22 de agosto de 2010

"Me declaro Vivo" by Luis Espinoza (Chamalú)

Saboreo cada acto.Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba.Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre había alguien difamándome.¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario!Desde entonces me atreví a ser como soy!Tengo amigos de todas las religiones; conozco gente extraña: vegetarianos que devoran al prójimo con su intolerancia, personas que caminan con un cartel que dicen: "Yo se más que tu";Médicos que están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo.La montaña es mi punto de referencia: ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera,yo sigo caminando indetenible, soy guerrero: mi espada es el amor, mi escudo el humor,mi hogar la coherencia, mi texto la libertad, y si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme,no hice de la cordura mi opción, prefiero la imaginación a lo indio, es decir inocencia incluida. Quizás solamente teníamos que ser humanos.El que tú no veas los átomos, no significa que no existan.Por eso es muy importante que sea el Amor lo único que inspire tus actos.Sin Amor nada tiene sentido, sin Amor estamos perdidos,sin Amor corremos el riesgo de estar de nuevo transitando de espaldas a la luz.En realidad, sólo hablo para recordarte la importancia del silencio.Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra detrás de las palabras; no soy un sabio, sólo un enamorado de la vida.El silencio es la clave, la simplicidad es la puerta que deja fuera a los imbéciles.La educación oficial te prepara para que seas tu propia interferencia.Es interesante ver cómo los programas educativos eligen cuidadosamente todo lo esencial para descartarlo; así, no se enseña a vivir ni a morir, a amar ni a reír.La gente feliz no es rentable, con lucidez no hay necesidades innecesarias.No es suficiente querer despertar, sino Despertar.La mejor forma de despertar es hacerlo sin preocuparse porque nuestros actos incomoden a quienes duermen al lado.Recuerda que el deseo de hacerlo bien será un interferencia; es más importante amar lo que hacemos y disfrutar de todo el trayecto; la meta no existe, el camino y la meta son lo mismo, no tenemos que correr hacia ninguna parte, sólo saber dar cada paso plenamente.No, no te resistas, ríndete a la vida, quien acepta lo que es y se habilita para hacer lo que puede, entonces se encarnan las utopías y lo imposible se pone a disposición.La mejor manera de ser feliz es: "ser feliz";reconstruye tu raíz y saborea la vida; somos como peces de mares profundos, si salimos a la superficie reventamos.El corazón está en emergencia por falta de amor, hay que volver a conquistar la vida, enamorarnos otra vez de ella; nuestro potencial interior aflora espontáneamentecuando nos dejamos en paz.Quizá sólo seamos agua fluyendo; el camino nos lo tenemos que hacer nosotros, mas no permitas que el cauce esclavice al río, no sea que en vez de un camino tengas una cárcel.La infelicidad no es un problema técnico, es el resultado de haber tomado el camino equivocado.Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez, amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad que pulula por doquier, infectando almas y atrofiando corazones.El amor es, a nivel sutil, la esencia de nuestra instancia inmunológica.Sin amor, el síndrome de inmunodeficiencia será adquirido inevitablemente y ello es mortal.Desde mi corazón indígena sospecho que ser infeliz es una evasión.¡Cuán fácil es hacer tonterías en este mundo moderno!Sospecho que el hombre empezó a equivocarse hace mucho tiempo, es decir que ya es tiempo de rectificar la marcha, y reorientando el paso, retomar la sagrada senda del sol.No es posible llegar a nuestro sitio sin trascender el egoísmo; no es posible acceder a la vida plena sin haberse purgado previamente de miedos y temores.La gente está tan acostumbrada a complicarse, que rechaza de antemano la simplicidad;la gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa;la gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza.Hay cosas que son muy razonables y… apestan.Ya no podemos perder el tiempo en seguir aprendiendo técnicas espirituales cuando aún estamos vacíos de amor.Un día permitimos que nos esclavizaran y ni siquiera existe.El amor resultó ser un fantasma manejado a control remoto por quienes nos precisan domésticos.Quienes no están preparados para escuchar tienen la recompensa de no enterarse de nada.Disfruta de lo que tienes, recibe lo que venga, crea e inventa lo que necesites, haz solo lo que puedas, y fundamentalmente celebra lo que tengas.La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia, cuando esto lo descubras desde la vivencia, el viento volverá a ser tu amigo, el árbol se tornará en maestroy el amanecer en ritual, la noche se vestirá de colores, las estrellas hablarán el idioma del corazón y el espíritu de la tierra reposará otra vez tranquilo.No importa lo que digan de ti…Lo que los demás esperan de ti pueden convertirte en una cárcel; digan lo que digan de míyo soy el que soy.

7 de agosto de 2010

DESAPEGO NO ES ABANDONO...


El desapego implica – ” vivir el momento presente” – vivir en el aquí y en el ahora -. Permitimos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.
El desapego nos da la libertad de disfrutar de las relaciones o de las cosas que poseemos en la vida.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.
Desapegarse a las cosas o relaciones no se trata de ser frío o desinteresado o señal de desamor, más bien es no tener miedo a perder sea lo que sea a lo que estamos apegados.

Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.
Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás.

En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas.
Amar libremente a tu pareja promueve la entrega de afecto sin opresión.

El desapego es sostener nuestra libertad, permitiendo, también, ser libres a quienes amamos.

El desapego no es abandono, por el contrario, es un acto de amor incondicional.

Quien ama verdaderamente, deja libre al otro.
El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras.
El desapego a las cosas materiales nos permite disfrutarlas y atraerlas más a nuestras vidas.

El desapego no significa abandonar todo, no trabajar más o no desear nada material, no, desapego significa no DEPENDER de nada de lo que poseemos o de ninguna persona con la cual tengamos un vínculo afectivo.

Es lograr la autonomía, de ser felices aun sino poseemos o encontramos alguna cosa o una persona en específico.

Muchas veces nos centramos y vemos las cosas solo con la mirada calculadora y nos fijamos en las posesiones materiales o personales que tenemos, esto es apego a las cosas materiales.

Vivir de esta forma es vivir esclavizado, es vivir con temor.
Aprender en la vida el desapego nos permitirá trascender hacia un plano espiritual más elevado. No es algo fácil y dependerá de cada persona el lograr desatarse y cortar esos lazos que no le permiten crecer.
“Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella”

Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo.

No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto.

Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos.


“Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo”.
Deepak Chopra

2 de agosto de 2010

Servicialidad


Por Elizabeth Varga Ramírez

Puede que alguien esté pasando un mal momento… Pero esa situación debería verse como una gran oportunidad. Cada problema, calamidad, accidente o aflicción de otros, es una excelente oportunidad energética para cualquiera.
Debe aprovecharse al máximo, de lo contrario esas energías de indiferencia e insensibilidad se incrementarán en el tiempo y en el espacio, regresando en el “tiempo perfecto” a quien las emitió.
Todo aquel que se comporta como un ser humano no dice: ¡Ese no es mi problema!...
Ni tampoco comenta: ¡Yoooo!, yo no me echo ese “muerto” encima. Al contrario, inmediatamente hace, y luego sigue haciendo y accionando. Su misma conciencia o sus mismas “buenas” energías inherentes son las que lo van guiando, manifestando con ello su servicialidad natural.
Son energías de ayuda, generosidad, desapego, apoyo, cooperación, colaboración, empatía, comprensión, amor, bondad y compasión, que se manifiestan con total desprendimiento, magnificencia, altruismo y benignidad, además con seguridad y confianza en sí mismo.
Todos los seres humanos deberían ser, servidores a tiempo completo, utilizando para ello no sólo sus recursos físicos, intelectuales, profesionales o financieros, en todo caso debería aprovechar la situación para experimentarla personalmente.
El servidor natural, acciona como mediador cuando se presentan conflictos o problemas, así como también protege al que lo necesita respetando la individualidad, las ideas, las creencias y las responsabilidades de cada quien.
No espera que le ordenen ni que le digan ni usa el evento para sobresalir entre los demás. Simplemente entiende que lo que está ocurriendo “bueno o malo” sirve de excusa para “crecer como persona” y para interactuar energéticamente con todo lo que le rodea.
Estas energías relacionadas a la servicialidad, las ha venido estimulando, desarrollando y fortaleciendo desde mucho tiempo atrás en su hogar, en sus estudios, en su trabajo, en su comunidad,…, incluso en vidas pasadas.
Ellas no son casuales, ni fortuitas, ni rebuscadas ni han sido adquiridas o compradas. Están allí fortalecidas en su esencia. Su lema siempre ha sido: “Voy hacer exactamente lo que a mi me gustaría que hicieran conmigo si estuviera en esa misma situación”.
O se dice a sí mismo: “En esta situación accionaré como de seguro lo haría Jesús, María, la Madre Teresa de Calcuta, Francisco de Asís, Sai Baba, Gandhi,…”. Cualquiera puede ser la Voz que lo guíe, pero uno será su objetivo: “Servir”.


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PARA FRANCISCO DE ASÍS : QUÉ ES SERVIR Y TRABAJAR?




por Fernando Uribe Escobar, ofm






El análisis de los textos que se refieren al servicio en los opúsculos de Francisco nos ha permitido descubrir que, aunque no hay una definición de la palabra ni se encuentra una presentación sistemática del mismo, sí nos ofrece un concepto bastante claro a través de las tres dimensiones que hemos descubierto, es decir, en sus relaciones con Dios, con los hermanos y con el concepto de trabajo. En todas ellas se ve claramente que servir no es una actividad como cualquiera de las muchas que puede ejercer el ser humano, sino que es la consecuencia de una toma de posición fundamental ante Dios, ante los demás y ante sí mismo. Es la toma de posición del que se sabe menor, del que quiere ser siervo. Tal actitud encuentra su razón de ser y su fundamento en Jesucristo, el siervo paciente, el que lavó los pies de sus discípulos.
A manera de conclusión de cuanto hemos visto precedentemente y a fin de que este análisis no se quede en una simple reflexión especulativa, tratemos de ver hasta qué punto la concepción de servicio que presentan los escritos de Francisco puede repercutir en nuestra vida hoy. Ante la imposibilidad de desarrollar aquí cada uno de los aspectos que propondremos, nos bastará un enunciado de los mismos, a manera de sugerencias de actualización para una reflexión que posteriormente podría ser ampliada según los intereses de cada cual.
1. Hemos visto que, para Francisco, Dios debe ocupar el primado absoluto en la vida del hombre. Una tal prioridad de Dios implica necesariamente que el hombre en su totalidad se dedique a su servicio. Esto nos invita a cuestionarnos hasta qué punto todo nuestro ser y toda nuestra historia personal están en la dinámica de esa prioridad absoluta de Dios, o si, por el contrario, estamos cultivando la dicotomía de servir en parte a Dios y en parte a nuestros intereses egoístas.
2. En la mente de Francisco el servicio a Dios está en estrecha relación con la vida de penitencia y, por lo mismo, con el servicio al hombre; no es una evasión de la realidad ni una mistificación. Por ello, sólo en la medida en que haya manifestaciones concretas de amor y de servicio a los demás, particularmente a los más marginados de la tierra, sabremos si estamos amando y sirviendo como debemos a Dios.
3. Una de las notas características del servicio fraterno es la reciprocidad, es decir, el doble movimiento en el intercambio de servicios entre los hermanos. Dicha característica brota del valor que se da a la persona del hermano y es la expresión de un acto voluntario y libre y, por lo mismo, totalmente responsable. Esto exige de cada uno, entre otras cosas, una búsqueda permanente del hermano, una atenta preocupación por procurarle aquello que necesita y un sentido de exquisita cortesía aun para adivinar sus gustos e intereses.
4. El servicio recíproco presenta dos exigencias fundamentales: a) por parte del que lo ofrece, debe ser indiscriminado, es decir, sin acepción de personas; b) por parte del que lo recibe, debe ser humilde, es decir, sin temor de expresar sinceramente la propia necesidad al hermano.
5. Para Francisco, la actitud de servir nace de la convicción de que se es menor y siervo de todos, haciendo del servicio una cualidad inherente a la condición de hermano menor. Es una convicción que debe ser común a todos los hermanos menores, sean clérigos o laicos. No debe haber, por tanto, excepciones entre los hermanos para servir, ni por razón de los cargos, ni de los méritos, ni de los grados académicos, ni de las órdenes sagradas. Los hermanos que son clérigos están llamados a prestar un servicio específico en la Iglesia, pero siempre como hermanos menores; su condición de clérigos no anula en ningún momento su condición prioritaria de hermanos menores, la cual conlleva la tarea de ser misioneros de la fraternidad y de la minoridad en la Iglesia; su vocación específica les exige una permanente preocupación por realizar su sacerdocio ministerial como menores y por tener como tarea primordial la evangelización a través de la fraternidad y minoridad.
6. El nombre de «ministros y siervos» para designar a quienes prestan el servicio de la autoridad es de por sí una clara indicación para determinar la naturaleza de su oficio. Su tarea es el servicio y la utilidad común de los hermanos en función de la fidelidad al Evangelio. Esta concepción de la autoridad comporta una revisión profunda de la concepción que de este servicio se tiene en algunos ámbitos, en los que ser ministro o guardián es tomado como un honor y hasta como un instrumento de dominio sobre los demás. Exigiría también la corrección de algunas estructuras administrativas y aun de ciertos procesos de elección (por ejemplo, de los ministros provinciales), en los que las presiones y los juegos políticos desvirtúan la naturaleza de este servicio.
7. La estrecha relación que hay entre los términos «servicio» y «trabajo» en los opúsculos de Francisco le dan a este último una connotación teológica de gran valor, la cual exigiría un replanteamiento de ciertos criterios en el enfoque actual del trabajo. Entre estos criterios vale la pena mencionar los siguientes: a) El hermano menor no trabaja prioritariamente para ganar dinero, ni para ocupar el tiempo, ni para adquirir dominio, sino para realizar su vocación de servidor y para compartir como menor la condición de los menores de la tierra. b) El trabajo de los hermanos menores es un servicio testimonial al pueblo con el cual conviven; esto implica saber adoptar el mismo tipo de trabajo que ejecuta el pueblo y renunciar a otros trabajos lucrativos que no son populares. c) Los trabajos domésticos, aun los más pequeños, tienen un valor grande de servicio a la Fraternidad; deben ser, por tanto, revalorizados y ejecutados indistintamente por clérigos y no clérigos.
8. La insistencia de Francisco en que los trabajos de los hermanos deben ser compatibles con su condición de menores, es decir, no buscando puestos de prestigio ni cargos de renombre, invita a revisar ciertas actitudes arrivistas, a replantear el espíritu con que se ejecutan algunos servicios clericales y aun a corregir la forma clerical como algunos hermanos no clérigos enfocan su servicio al pueblo y a la evangelización, pues algunas veces actúan como pequeños curas.
Una correcta comprensión de las enseñanzas que nos dejó Francisco sobre el servicio y una adecuada actualización de las mismas a través de nuestra forma de vida, permitirá que el término «servicio» sea más que un simple eufemismo y nos hará creíbles ante los demás.




"Señor
muéstrame tus caminos,
guíame por tus senderos,
guíame, encamíname en tu verdad,
pues tu eres mi Dios y salvador.
¡En ti confío a todas horas!
(Salmo 25, 4-5)
Todas las horas de este día
te las entrego, Señor, en tus manos.
Muéstrame tus caminos
y guíame en tu verdad.
¡Eres el Dios de la bondad y la alegría!
¡Bendito eres para siempre!
Amén