Despertamos juntos?

1 de noviembre de 2010

Era del Corazón…

Si la inteligencia cósmica nos dio esta herramienta que llamamos personalidad compuesta por el cuerpo, las emociones y la mente, es seguro que es la adecuada para hacer el trabajo que la vida nos pide sobre este planeta. Un violín, en las manos de un virtuoso, puede crear una música que nos conecte con las altas esferas pero en las manos de un inexperto produce ruido; así mismo, la personalidad, en las manos del Alma produce sanación, bienaventuranza, alegría y en manos de un corazón egoísta, dolor y sufrimiento.
Cuando el alma puede irradiar a la personalidad y su energía fluir libremente por sus cuerpos aparece en el mundo un corazón amoroso, reflejo del gran corazón de nuestro sistema, el astro sol. Irradia, sostiene, da vida. Y su pensamiento puede surcar los espacios creando senderos de luz.
Cada día toma conciencia de la calidad de tus pensamientos. Si piensas todo el tiempo en ti, en tus asuntos y tus intereses, la energía que emanas no llega muy lejos y tiene poca influencia. Si piensas en los demás, es espacial, porque va de ti a otros y la energía es irradiante, expansiva, parecida a los rayos de Sol.
Hemos sido entrenados para el pensamiento autocentrado. Ahora toca cambiar de dirección. Ya no será atraer hacia uno la energía pensando en uno mismo y sus propios intereses sino irradiar hacia los demás y el mundo que nos rodea. La luz del alma es inagotable y su amor eterno, mientras más amor ofreces, más amor tienes, mientras más luz compartes, más te iluminas.
Cuando por primera vez se descorrió uno de esos velos de la conciencia y pude captar esta verdad, lo primero que comprendí fue que el pensamiento espacial nos protege porque al no estar enfocado en nosotros, no estamos auto-centrados y las agresiones no nos pueden herir. Por ejemplo, si alguien lanza una piedra dirigida a tu personalidad pero tú no te encuentras ahí, no te hiere. Así la vida se hace más fácil. Y también aprendí que cuando uno se molesta, o se siente herido o triste, el pensamiento ha dejado de ser espacial y ha vuelto a centrarse en uno mismo.
El remedio es a pensar en el bien común, en el Plan de Amor y de Luz para uno aliviarse. Ahora, con el correr de los años y la experiencia que se adquiere, sé que la fórmula no es tan sencilla como yo pensaba. El cruce de corrientes en los mundos del pensamiento y del sentimiento, es a veces tan difícil de soportar como el cruzar entre espadas afiladas; afectan todos los cuerpos. Esta sensibilidad va creciendo a medida que uno va expandiendo la conciencia y captando más del mundo que nos rodea. El discípulo tiene que preparase para resistir muchas tensiones que la vida, de repente le presenta.

“Si quieres cambiar el mundo que tienes, piensa el mundo que quieres”

Carmen Santiago

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