Despertamos juntos?

17 de marzo de 2010

¿Qué es la Gracia?


Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO

1. Sabiduría
2. Entendimiento
3. Consejo
4. Fortaleza
5. Ciencia
6. Piedad
7. Temor de Dios (Respeto a Él)


LOS DOCE FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

1. Amor 7. Benignidad
2. Alegría 8. Mansedumbre
3. Paz 9. Fe
4. Paciencia 10. Modestia
5. Longanimidad 11. Continencia
6. Bondad 12. Castidad

ORACION de invocación


Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

Cuán necesaria nos es la pureza de corazón.

Debemos poner todo nuestro interés en purificar nuestro corazón, porque ahí está la raíz de todos nuestros males. Para imaginar lo necesaria que nos es la pureza de corazón, es preciso comprender la corrupción natural del corazón humano. Hay en nosotros una malicia infinita que no vemos, porque no entramos nunca seriamente entra e nosotros mismos. Si lo hiciéramos, encontraríamos un número incontable de deseos y de apetitos desarreglados de honor, de placer, de comodidades, que le agitan sin celar en nuestro corazón. Estamos tan llenos de ideas falsas y de juicios erróneos, de afectos desordenados, de pasiones y de malicia, que sentiríamos vergüenza de nosotros mismos si nos viésemos tal como somos. No de otra manera : trabajando sin cesar en purificar nuestra alma, el fondo se va descubriendo poco a poco y Dios manifiesta su presencia en ella por los poderosos y maravillosos efectos que opera en el alma, y por medio de ella para bien de los demás. Cuando el corazón está bien purificado, Dios llena de su santa presencia y de su amor el alma y todas sus potencias, la memoria, el entendimiento y la voluntad. De ese modo la pureza de corazón lleva a la unión divina y no se llega a ella de or­dinario por otros caminos.
El camino más corto y seguro para llegar a la perfección, es dedicarnos a la pureza de corazón con más empeño que a cualquier otro ejercicio de las virtudes; porque Dios está dispuesto a conce­demos toda clase de gracias con tal de que no le pongamos obstáculos.
Ahora bien : únicamente purificando nuestro corazón, es como destruiremos todo lo que impide la acción de Dios. De forma que, quitados los impedimentos, casi no podemos ni imaginar los admirables efectos que Dios obra en el alma.

La Ley nueva ( ó Buena Nueva) es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad , porque nos libera de las observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo ‘que ignora lo que hace su señor’, a la de amigo de Cristo, ‘porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer’ , o también a la condición de hijo heredero.
Los consejos evangélicos manifiestan la plenitud viva de una caridad que nunca se sacia. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La perfección de la Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de Dios y del prójimo. Los consejos indican vías más directas, medios más apropiados, y han de practicarse según la vocación de cada uno:

(Dios) no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino solamente los que son convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos, las ocasiones, y las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como reina de todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos, y en suma de todas las leyes y de todas las acciones cristianas, da a todos y a todas rango, orden, tiempo y valor.
El que quiera meditar con piedad y perspicacia el Sermón que nuestro Señor pronunció en la montaña, según lo leemos en el Evangelio de san Mateo, encontrará en él sin duda alguna la carta perfecta de la vida cristiana... Este Sermón contiene todos los preceptos propios para guiar la vida cristiana.El Sermón del monte, lejos de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de ella sus virtualidades ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela toda su verdad divina y humana. No añade preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro , donde se forman la fe, la esperanza y la caridad, y con ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre celestial, mediante el perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad divina .

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE GRACIA Y DON?

Es muy común que se hable sobre la gracia y los dones como sinónimos, sin embargo, hay distinciones.

Según el Catecismo la gracia "es una participación en la vida de Dios". Esta participación se da en el Bautismo cuando recibimos en nuestras almas la "Gracia Santificante" que nos hace "hijos de Dios", "miembros de la Iglesia", "nos libera del pecado original" y "nos da las virtudes infusas (fe, esperanza y caridad) y los dones del Espíritu Santo".
Vemos entonces que los dones son parte de la vida de la gracia, son regalos de Dios que nos ayudan a vivir la gracia y a dar frutos para edificar la Iglesia.
Los sacramentos son don y gracia. S. Gregorio de Nacianceno dice que el bautismo es "don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real; iluminación, porque es luz...." (Catecismo # 1216).

¿Qué es la Gracia?:
Segun el Catecismo de la Iglesia 1996-2005:
"La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder
a su llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf Jn 1,12-18), hijos adoptivos (cf Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 3-4), de la vida eterna (cf Jn 17, 3).

Al hablar de gracia se hace una distinción:
a) Gracia Santificante: Es una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor. Y esta la recibimos en el Bautismo y cuando la perdemos por el pecado mortal la recuperamos en el Sacramento de la Confesión.

b) Gracia Actual: Son las intervenciones de Dios en nuestras vidas para ayudarnos a la conversión y al crecimiento en santidad. Es decir, son aquellas gracias que Dios derrama en momentos específicos de nuestras vidas en los que recibimos una luz nueva sobre la vida de Dios y la vida en Dios, o en un momento de tentación para poderla soportar y vencer, o las gracias que se nos dan en un momento de sufrimiento o prueba que nos ayudan a tener la fortaleza necesaria para soportalo. Estas gracias son auxilios momentáneos de parte de Dios para ayudarnos en nuestro diario vivir.

La gracia aumenta a medida que permitimos al Espíritu Santo actuar por la participación en los sacramentos, la oración y la vida virtuosa - todo por los méritos de Cristo. La gracia nos asemeja a la vida de Cristo: sus virtudes, forma de pensar y actuar.


¿Qué son los dones?
Nuevamente volviendo al Catecismo, 1830-1832: Cuando se habla de "dones" se refiere a aquellos "regalos" que nos da el Espíritu Santo.

"Los Dones son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo"

Los dones de santificación son aquellas disposiciones que nos hacen vivir la vida cristiana completando y llevando a su perfección las virtudes en nuestras vidas. Estos son siete y la Iglesia se refiere a ellos como "los dones del Espíritu Santo", según aparecen en las Sagradas Escrituras en Isaías 11: 1-2, pasaje que se aplicó a sí mismo nuestro Señor Jesucristo cuando estaba en la Sinagoga de Cafarnaum: "Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el Espíritu de Yahveh: espíritu de Sabiduría e Inteligencia, espíritu de Consejo y Fortaleza, espíritu de Ciencia y Temor de Yahveh" (Is 11:1-2). Hay un séptimo que es el don de Piedad.

Los carismas. Además de los dones de santificación, el Espíritu Santo nos da carismas de los que habla San Pablo:

I Corintios 12:4-13 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos.A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, ...

Estos dones se recibieron en el Bautismo, pero están como regalos sin abrir; luego en la Confirmación volvemos a recibir una efusión del Espíritu para desarrollarlos.
Los carismas son como erramientas. A todos se nos da la gracia pero a cada uno carismas diferentes según nuestra misión. Estos se pueden usar bien o mal. No son condición ni garantía de santidad. Ya que Dios nos creó libres, los carismas se pueden usar bien o mal. Se puede dar el caso de alguien que tenga grandes dones - como el don de la palabra, sanación, lenguas, etc pero no viva en gracia. Es el caso del hijo pródigo que se fue de la casa a malgastar. Lucifer también recibió grandes dones pero se llenó de soberbia al verse tan dotado y se perdió.

I Corintios 12:31 -13:1
¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.

En conclusión. Mientras la gracia es participación de la vida divina, los dones son regalos para ayudarnos a vivir esa vida de la gracia y para edificar a la Iglesia.

1 comentario:

Mirta Pagola dijo...

Graias Kreski, te imaginas lo maravilloso que sería si cada uno de nosotros fuera conciente de lo que tiene? si todos develaran el don que nos es dado?
Abrazo de luz amiga.Mirta